Uno de los mayores retos como padres, es el saber imponer disciplina.
Veamos un ejemplo práctico: tu hijo una vez más llega a casa y tira la mochila en la entrada. Por más que has hecho no deja de hacerlo. Respuesta Automática ( gritando):”¡Te lo he dicho hasta el cansancio! Te vas a tu cuarto sin ningún electrónico toda la semana, haber si así entiendes!”. En menos de 10 minutos te sientes fatal.
Respuesta sugerida (en tono normal):”Cuando dejas regadas tus pertenencias, yo me siento incómoda, pues he puesto mucho empeño en tener todo ordenado. ¿Qué podemos hacer para encontrar una solución?”
Lo primero fue la consecuencia de darte por vencido después de haber intentado con regaños, amenazado, hecho realidad la amenaza con un castigo, haber comparado con otro niño, negociar a cambio de un premio. Ahora analicemos la opción sugerida:
1. Utilizas un tono preciso, con el que invitas al diálogo y muestras que estas en control de ti misma y de la situación
2. Describes tus emociones. (Me siento incómoda) Frente a una acción concreta, específica y fácilmente descriptible (cuando dejas regadas tus pertenencias)
3. Invitas a buscar una medida concreta y conjunta.
Adicionalmente también hablas en positivo, evitas generalizaciones y acusaciones y te centras en el aquí y ahora. Sé que esto toma tiempo y requiere práctica, hay que empezar ahora.
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